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martes, 17 de febrero de 2015

Viernes

Era viernes y caminabas sola en medio de la noche. Con los pies cansados, la mirada perdida. Tus labios rojos quedaron marcados en la colilla del cigarrillo. Tus suaves manos temblaban recordando su rostro, sus labios. Cerraste por un instante los ojos y percibiste nuevamente su olor.

Ayer lo habías visto, él estaba sentado en la sala, con un libro en su regazo. Con los deseos perdidos en el invierno. Con las ideas vagabundas y difusas. A pesar de sus largos silencios, de sus ausencias continuas. A pesar del tiempo muerto, ella deseaba que él aún estuviera ahí.

Absorta en sus memorias. Invocó su nombre. Lo susurró por las calles. Extraviada en el tiempo se aisló de su propia vida. Contempló el viento. Detuvo sus pasos en la puerta azulada.Grito un te quiero en sus adentros. En un instante destrozó sus pensamientos, las palabras, los momentos.

Por minutos permaneció ausente. Con el cuerpo intacto. Con la sangre hirviendo.

Sí, era viernes y caminabas sola...buscándose sin reconocerlo.


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